viernes, 8 de agosto de 2008

Agarra la birome y el cuaderno. Ahora olvidate de que alguien te compadezca por tus derrotas, o admire tus triunfos. Ya esta? Seguro? Bien, ahora borra la linea que separa el éxito del fracaso. Bien. Ahora olvidate de las mascaras. Olvidate de que alguien te vea como alguna clase de personaje y se enamore de eso, o se escandalice. Olvidate de lo que sos, fuiste, de lo que la gente te dijo, de lo que ven los demás, de lo que se supone que tenés que ser, de lo que se supone que no tenés que ser. Listo. Ahora olvidate de la posibilidad de reconocimiento, del respeto, de la fama. Olvidate de que alguien diga que sos idiota, genial, lindo, simpático. Olvidate de ser transgresor, delirante, tierno, ingenioso, gracioso, pesimista, optimista, romántico, cínico, profundo. No te quejes, no lloriquees. No alecciones, no sermonees, no filosofes. No mires nada en el ojo ajeno, y deja de mirarte el ombligo. Olvidate de las moralejas, de los argumentos, de las intenciones, del mensaje, olvidate de todos los objetivos. Ahora olvidate completamente de cualquier idea de provecho. Olvidate de cualquier argumento que justifique que te pongas a escribir, o que dejes de hacerlo. Listo. Ahora escribí.

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